Diseño propuesto para el concurso convocado por el Colegio de Arquitectos de El Salvador (CADES), cuyos objetivos eran rescatar una mansión de principios del siglo XX localizada en el centro histórico de la ciudad capital y proporcionar también una sede para la Casa del Arquitecto. Debido al mal estado de la casa, se optó por una restauración que devolviese el brillo original a las fachadas. Se modificó el diseño original con un vestíbulo en doble altura el cual sería iluminado por medio de un tragaluz cenital, como un símbolo del nuevo carácter público del edificio. La siguiente decisión de diseño fue remplazar la dañada área de servicio, ubicada al fondo de la mansión, con un edificio de corte contemporáneo que permitiese ampliar el espacio para las exigencias del nuevo programa arquitectónico de la institución.
Se rehabilita el jardín ubicado en el costado sur-oriente de la propiedad en el que se diseñó un pequeño auditórium al aire libre. La pared del fondo del escenario imita la forma de las ventanas de la vieja casa para lograr una mejor transición con la geometría del nuevo edificio. De esta manera la nueva construcción cede el protagonismo a la casa restaurada al servir solo como telón de fondo al ser observado desde la calle.
El nuevo anexo se desarrolla de manera descendente al partir de una estructura cilíndrica de mampostería de ladrillo de barro cocido, que da la impresión de movimiento cuando el plano de la pared pareciera desenrollarse, en un movimiento ligeramente ondulado del cilindro para generar el resto de la edificación. El cilindro de escalera se aprovecha para conformar una terraza con pérgola.
